España está en guerra, pero sus gobernantes no quieren enterarse y miran hacia otro lado colaborando con los atacantes. Se necesita un ministro de economía con experiencia bélica, un "general" económico que la enfrente con decisión.
Hace tiempo que todo está decidido por los que han dibujado un esquema estratégico en el que España y los demás países del sur de Europa no tienen más papel que acoger benévolos
como lugar de ocio y turismo a los jubilados del norte de Europa, sin industria
y dedicados a servicios de hostelería y ocio. En el camino España se troceará, victima de las tensiones que están aprovechando los nacionalistas, quedará dividida en cuatro, totalmente arruinada, y las empresas del IBEX y sus costas serán adquiridas por capitales extranjeros a precio de saldo.
Estamos asistiendo a la última etapa antes de la destrucción final, con el famoso crédito de 100.000 millones de euros que el gobierno de Mariano Rajoy presentaba como un éxito. Con él, en realidad están desenganchando la deuda
que los bancos españoles tienen con los otros bancos europeos, lo que haría que si quiebra, quebrara todo el sistema financiero europeo. El dinero se lo darán a los bancos europeos (no a España), y le apuntarán esa deuda al estado español. A partir de entonces, una vez "desengachados" los bancos españoles de los europeos, a Europa ya no le afectará la quiebra de España. Por su parte, los banqueros españoles se han pasado al bando enemigo al serles muy ventajoso cambiar de acreedor y deber al estado español en lugar de a los bancos alemanes porque saben que antes o después su deuda acabarán pagándola todos los habitantes mediante el eufemismo del "banco malo", pudiendo repartirse ellos más beneficios.
Los diseñadores de esa estrategia europea cerrarán a continuación del todo el grifo del mercado de
deuda, -asfixiado por el BCE y las agencias de
rating que terminarán poniendo el bono español a nivel de bono basura bajando las calificaciones a todas las empresas y al propio país-, y se montara el espectáculo
griego pero con una variante: España se dividirá en varios trozos y es muy probable que comiencen guerras intestinas del estilo de los Balcanes.
Los nacionalistas catalanes ya están preparando el terreno reclamando primero su imposible independencia económica, esperando que, al no poder concedérsela, puedan acusar al estado español de sus problemas económicos señálandolo delante de sus habitantes como el causante de sus males. Los políticos nacionalistas azuzarán a su población contra el resto de España y montarán una nueva edición de la proclamación de independencia de la ultima república. Los nacionalistas vascos y gallegos se unirán al conflicto, aprovechando la ocasión, y España, maniatada por Europa, se disolverá en cuatro trozos, antiguo sueño que Francia siempre acarició y que también conviene a una Alemania a la que le gustaría convertirla en una edición ampliada de la Mallorca de ocio germana. A Rajoy, que creía que cumpliendo obediente la hoja de ruta que le dieron, cuyas medidas de disminuir el déficit y aumentar impuestos solo han aumentado el paro y la destrucción de la inversión publica creando miseria, le iban a dar a cambio financiación del BCE, lo cambiarán por Gallardón, (de la misma compañía de los diseñadores del plan), que a su vez será expulsado poco después en medio del desastre, sustituyendo al desbaratado Partido Popular una izquierda que habrá exasperado y encrespado hasta el límite a la pobre gente que sufre sin trabajo y a los millones de familias destruidas y en la calle.
Ese es el panorama decidido en el plan, y del que están ustedes viendo el penúltimo capítulo. Prepárense a quedarse sin dinero, con una conflictividad
social pavorosa y con una España destruida y troceada. Es la versión actual de la invasión de los bárbaros, esta vez ayudados por los propios gobernantes españoles.
Para enfrentar la guerra se necesita un ministro de economía con cualidades de "general" económico que lo haga con valentía y que advierta a Europa que en caso de no dar de inmediato crédito directo al estado al 0%, como están haciendo los países que sobrellevan la crisis, USA, Inglaterra, Canadá, Japón o Suiza, España comenzará a IMPRIMIR EUROS por su cuenta. El BCE y Alemania aceptarán , pues si España imprime euros por su cuenta y con publicidad, el propio euro se tambalearía corriendo reiesgo de destruirse.
España no debe salir del euro, sería un desastre para ella pues o deja las deudas en euros, con lo que al devaluar arruinaría a todo el pais que seguirían debiendo euros y verían aumentar su deuda por la devaluación, o pagaría en una nueva moneda devaluada lo que equivaldría a un deffault -dejar de pagar sus deudas- con las terribles consecuencias de no poder contar con ningún crédito ni fiabilidad comercial durante al menos los próximos 20 años, como les ha ocurrido a Argentina o a Grecia. En el caso de no conceder el BCE el crédito necesario a España le convendría mucho más que el propio euro desapareciera, viéndose obligados todos los países a abandonarlo.
Sólo quedan ahora dos escenarios posibles: o el BCE proporciona los créditos necesarios al 0% - o permite imprimir euros - o la alternativa consistiría en procurar por todos los medios la destrucción del euro. Esta alternativa hay que evitarla en todo lo posible, pero no debe ser descartada pues sería muy peligrosa no solo para los países del norte de Europa sino también para los bancos americanos acreedores en euros, que verían esfumarse sus activos.
España no debe salir del euro, sería un desastre para ella pues o deja las deudas en euros, con lo que al devaluar arruinaría a todo el pais que seguirían debiendo euros y verían aumentar su deuda por la devaluación, o pagaría en una nueva moneda devaluada lo que equivaldría a un deffault -dejar de pagar sus deudas- con las terribles consecuencias de no poder contar con ningún crédito ni fiabilidad comercial durante al menos los próximos 20 años, como les ha ocurrido a Argentina o a Grecia. En el caso de no conceder el BCE el crédito necesario a España le convendría mucho más que el propio euro desapareciera, viéndose obligados todos los países a abandonarlo.
Sólo quedan ahora dos escenarios posibles: o el BCE proporciona los créditos necesarios al 0% - o permite imprimir euros - o la alternativa consistiría en procurar por todos los medios la destrucción del euro. Esta alternativa hay que evitarla en todo lo posible, pero no debe ser descartada pues sería muy peligrosa no solo para los países del norte de Europa sino también para los bancos americanos acreedores en euros, que verían esfumarse sus activos.
Por desgracia, en el estado actual de la terrible guerra económica que están librando contra España, que sus gobernantes han dejado avanzar con su inacción hasta el límite final, la única alternativa que ya queda es esa: o el BCE presta a España todo lo que necesite al 0%, o España imprimirá euros por su cuenta. Y si el euro se destruye será culpa de los países que no quieren que el BCE proporcione a los estados europeos el crédito que necesitan. Después del lamentable espectáculo de cómo han quebrado a Grecia, engañandoles haciendoles creer que les darían crédito, todos sabemos que ahora de nuevo se trata de quebrar España y quedarse con todo por dos euros.
